Bueno, pongo el fan fic aquí ya escrito, aunque sólo una parte de lo que es el largo preludio XDDD.
La lucha de Orleans
Se respiraba un aire muy fresco. Aire que haría del día uno de esos en los que da mucho gusto trabajar en los muelles. Allí trabajaba Jack, un joven de unos 23 años que dedicó su vida al estudio de las artes militares.
Nunca supo el porque le obligaban a estudiar aquello: los distintos tipos de armas, las formaciones de batalla, el desfile…Según sus instructores, era por si la ciudad entraba en guerra. ¿Por qué debería Orleans entrar en una nueva guerra? Ya tuvo una en el pasado con un grupo denominado “Los Japoneses” que quería conquistar la ciudad para sus bienes propios. Orleans, a pesar de ser una ciudad pacífica, no tuvo mas remedio que entrar en el conflicto, ganando así la batalla. Desde entonces, ha gozado de la paz que hoy en día tiene. Y es en estos días de paz cuando Jack estudiaba aquello, sin entender bien de que serviría. No obstante, las mujeres tampoco podían quedarse sin hacer nada, lo cual estudiaban otro tipo de temas en la universidad. Jack llegó a conocer a una muchacha de un pueblo vecino. Su nombre era Cecilia, y pertenecía al grupo de los “Bizantinos”. Este pueblo y Orleans tenían ciertos intereses comerciales, lo cual hacía que los dos pueblos estuvieran severamente unidos. De esta manera, se ayudaban en todo lo que podían. Jack y Cecilia compenetraban muy bien, haciendo así una amistad inseparable, aunque en ocasiones, parecían más bien una pareja que amigos. Quizás porque el sentimiento era reciproco.
En la espesura del bosque, parecían oírse voces. Al parecer, había una especie de seres entrenando y parecían muy dedicados a su labor.
-¡Vamos vamos, moveros, parecéis tortugas! ¡Si os movéis así en el campo de batalla, seguro que sois los primeros en caer bajo las armas enemigas!
Parecía ser el capitán del grupo quien habló de esa manera. Delante de él había unos pocos más que obedecían sus órdenes. Eran seres extraños: parecían reptiles con forma humana. Algunos tenían la cara aplanada, otros mas grande, unos eran delgados, otros más gordos y bastos…aunque la característica más evidente era que tenían todos cola. Podría decirse que sus facciones corporales les llevaban a ser cierto rango en el campo de batalla. Así, los más delgados, ágiles, y con buena vista se convierten en francotiradores, los más bastos y corpulentos en soldados y soldados pesados…
Cuando el entrenamiento acabó, todos descansaban tranquilamente en la fría hierba del bosque.
-El entrenamiento de hoy ha sido demasiado duro- dijo uno.
-¿Qué te pasa, Francotirador? Deberías acostumbrarte a este tipo de situaciones. En tu rango, el correr y la precisión es imprescindible- comentó el que estaba sentado a su lado, que al parecer, era el más corpulento de todos.
-Lo sé, soy consciente de ello. A veces me pregunto que demonios hacemos aquí, al lado de la ciudad esta.
-¿No recuerdas? Tyranos dijo que debemos proteger Orleans de cualquiera que intente invadirla.
-¿Y quien va a querer invadirla? Ni siquiera saben los de la ciudad que estamos aquí.
-Recuerda, amigo, que nuestro pueblo esta pegado a Orleans. Si Orleans cae, nuestro hogar también. No hace mucho que nos instalemos aquí al lado. Yo diría que una o dos semanas. Nuestro pequeño pueblo necesita fortalecerse, y cuando tengamos la oportunidad, pediremos a Orleans una alianza que haga prosperar tanto a su gente como a la nuestra mediante el comercio y otro tipo de ayudas. Por eso Tyranos insiste en que entrenemos, por si pasará algo, nuestros fusiles estén a punto para freír al enemigo.
-Estamos de incógnito y encima tenemos que defender una ciudad que no ha visto a ninguno de nuestra especie en su vida. ¿Esperas que quieran recibir nuestro apoyo?
-Tyranos sabe lo que hace.
-Menuda porquería. Si la cosa sale mal, va a ser nuestro pueblo el que caiga en manos enemigas, eso si nos da tiempo a acabar de instalarnos.
-Nos dará tiempo, nuestra gente construye casas bastante rápidas de hacer, no creo que tardemos demasiado. De todas formas, tenemos suficiente ejército para poder defender la zona.
-Si, en eso te doy la razón, no cabe duda de que tenemos bastantes unidades, pero no sabemos como es el enemigo.
-Aunque Orleans crea que esta en paz, no lo está. Lleva algunas semanas resistiendo ataques enemigos, aunque cree que solo son bandidos y gentuza de ese tipo. Tyranos piensa que se trata de un ejército con el objetivo de invadir toda la ciudad y el territorio y extenderse más allá. Algún día atacará severamente y Orleans no estará preparada para la batalla, porque su gente no cree en otra guerra.
-¿Y como sabes tu lo que le pasa a Orleans?
-Hay algunos de nuestros tiradores vigilándola día y noche. Hacen turnos. De esta manera, siempre estamos alerta. Si alguno de ellos ve algo, notifica rápidamente por radio. Si el grupo es pequeño, no se ayudará a la gente para no levantar sospechas. Si es grande, habrá que intervenir. De momento, los ataques han sido pequeños. Diría que en el tiempo que hemos estado aquí, ha habido unos cuatro o cinco, pero Orleans ha sabido protegerse, por lo tanto, no ha necesitado ayuda. Cuando Tyranos vea la oportunidad, ya dará la orden de enviar mensajeros al rey de la ciudad y pedir una alianza.
-Ya veremos que pasa. No sabía nada de esto, gracias por contármelo. Me iré a mi lecho. Si necesitas algo, búscame. Nos vemos.
-Adiós amigo, y recuerda que mañana el entrenamiento será como hoy, así que estate más preparado.
-Lo tendré en cuenta.
Estaba claro que los Reptiloides querían una alianza con Orleans para poder construir su base a su lado y así hacer que las dos ciudades prosperen. Pero tal y como ha dicho el compañero de Francotirador, Orleans no espera ser atacada. En cambio, Tyranos prefiere controlarla para no perderla, ya que si Orleans es invadida, los Reptiloides, por muchas unidades que tengan, son carne de cañón del enemigo, ya que el cuartel esta distanciado de su pueblo para no levantar sospechas. Lo que si esta claro es, que estos seres, no son enemigos.
Volvamos a la rutina diaria de Jack. Como ya se ha mencionado, trabajaba en los muelles. Lo que ganaba de dinero era especialmente poco, pero ya pasaba para poder alimentarse, él y su madre. Vivían en un pequeño pueblo situado no muy lejos de Orleans, un pueblo muy tranquilo y pacífico, en el que no han llegado a haber ataques enemigos. Y al lado del pueblucho, se montaban todos los viernes un mercado donde la gente podía comprar las existencias necesarias para pasar el resto de la semana. Cuando Jack acababa su trabajo, Cecilia le esperaba fuera de los muelles y pasaban el resto de la tarde juntos, contando como les ha ido el día, paseando por la ciudad, incluso en ocasiones Jack iba a visitar el pueblo de Cecilia para dejarla en su casa. Una vez ella marchaba, Jack volvía a su pequeña casa con su madre. Poco se sabe de ella, pero cuentan que durante la guerra con “los Japoneses” fue a luchar al campo de batalla y llevó a las tropas a la victoria. Lo único que se sabe de ella es que su nombre es Juana, y que ahora es una simple campesina. Lo que izo en el pasado, ha quedado olvidado. Ni Jack lo sabe, su madre nunca quiso contarle nada. Lo único que el chico sabe de aquello es que su padre murió en combate.
Un buen día, Jack se encontraba en los muelles trabajando, cuando de repente, se comenzaron a oír gritos horribles por la ciudad. Jack, asomando el hocico por la pequeña puerta que conducía al embarcadero, pudo ver una cruenta lucha entre los soldados de la ciudad y un grupo de unos veinte hombres desconocidos. El temor se apoderó de su cuerpo, permaneció oculto, puesto que el no tenía experiencia para luchar. Cuando la lucha terminó, hubieron unos cuantas bajas por parte de Orleans. Del enemigo, lograron escapar unos pocos. Jack empezaba a sospechar que tantos ataques no eran normales, parece que envían a las tropas solamente para ver que situación tiene la ciudad y descubrir el punto débil para atacarla. Siempre escapan algunos. Supongo que esos se encargarán de reportar a su jefe las nuevas.
Cecilia, preocupada, fue a ver a Jack, puesto que la noticia llegó rápidamente a oídos del jefe de los Bizantinos.
-Jack, ¿te encuentras bien? ¿Estas herido?
-No, no lo estoy, pero gracias por preguntar. Esto es demasiado sospechoso, esos hombres no parecían bandidos. ¿Te has fijado? Llevaban unas armaduras blancas con una cruz roja de punta a punta. Parece un ejército con ganas de invadir el territorio.
-Mi padre también cree eso. Ha enviado exploradores a explorar el terreno. A ver las nuevas que traen. ¿Recuerdas que mi padre es el jefe de los Bizantinos, no?
-Sí, me contaste algo al respecto. Por suerte, Orleans también tiene el apoyo de tu padre si entra en guerra.
-Por eso no debes preocuparte. ¿Quieres pasar la noche a la intemperie conmigo? Podemos dormir en unos sacos al lado del árbol grande que hay cerca de tu pueblo.
-¿Ya tienes permiso de tu padre?
-No me dirá nada, tranquilo. ¿Quieres ir a visitar a tu madre antes marchar?
-Ya sabrá que estoy contigo. La veré mañana en todo caso.
